martes, 19 de abril de 2011

Desastre..¿Natural?

El tsunami subsecuente –que ocurrió a unos 130 kilómetros de la costa nororiental de Japón–, con olas de hasta 10 metros, causó una devastación que horrorizó al mundo, al ser transmitida en tiempo real. Y los daños se extendieron, conforme la onda expansiva atravesaba el Pacífico, a otras latitudes, como California, Perú, y la costa de Chile, en particular, que recibió todavía bastante fuerza de la onda (pues ésta no se expande uniformemente por el océano, sino que sigue un patrón irregular de propagación).


Pero faltaba más: terremoto y olas causaron daños graves a varias plantas nucleares en Japón. En una de ellas (Fukushima) se produjo una explosión que liberó gases radiactivos a la atmósfera. Y el riesgo de una liberación masiva de material nuclear era alto.
¿Se trató de un accidente –y por tanto, previsible– o un desastre natural, que por definición está más allá de nuestro control?
Por supuesto, un terremoto es un fenómeno natural, imprevisible e inevitable. Pero para que éste se convierta en catástrofe humana tiene que haber falta de previsión. Japón está en una zona sísmica; sus habitantes saben que viven en riesgo. Por otra parte, un tsunami después de un terremoto marino tampoco es nada excepcional. La prevención de desastres consiste, precisamente, en tomar medidas razonables, basadas en la probabilidad de que se presenten fenómenos naturales dañinos, para minimizar los estragos que éstos puedan causar a la sociedad humana. ¿No tomaron los ingenieros nucleares en Japón las medidas adecuadas?
En Fukushima el temblor, combinado con el tsunami, cortó la energía eléctrica que alimenta las bombas de agua, y dañó además las plantas de emergencia. Los reactores quedaron entonces en riesgo de sobrecalentarse y fundirse –en inglés se habla de un nuclear meltdown–, con lo que el material radiactivo podría atravesar la pared de acero del reactor y la doble cubierta de hormigón que lo protege, quedando expuesto y generando una contaminación desastrosa, como ocurrió en Chernobyl en 1986.

Afortunadamente, al parecer eso no sucedió. Los técnicos japoneses lograron bombear agua de mar para enfriar los núcleos, aun cuando esto dejó inservibles los reactores. Pero sí hubo escape de radiación, debido a la explosión de gas hidrógeno acumulado por la corrosión acelerada que sufrió uno de los reactores. Por ello, las autoridades de salud japonesas toman ya medidas para reducir los daños por radiación en la población.

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