Se sabe que, de acuerdo con la distancia que deben recorrer en el interior de los axones del cuerpo humano, oscila entre menos de 1 m/seg en algunas fibras nerviosas hasta más de 100 m/seg en otras.
A finales del siglo XVIII un pionero de la psicología, Albrecht von Haller, estimó que la actividad neural tenía una velocidad de 50 m/seg en los seres humanos, basado sólo en la rapidez de la lectura en voz alta, aunque el método que empleó para calcularla nunca fue muy preciso. A comienzos del siglo XIX el fisiólogo Johannes Müller afirmó que los mensajes neurales viajaban a la velocidad de la luz; sin embargo, su discípulo Hermann von Helmholtz probó que su maestro estaba equivocado: en un famoso experimento en 1848, hizo contraerse un músculo de rana mediante estimulación en dos puntos diferentes.
Midió el intervalo entre la estimulación del nervio y el comienzo de la contracción muscular, y llegó a la conclusión de que la velocidad era de 30 m/seg.
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